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EDITORIAL:
Queridos lectores, docentes, equipos de dirección, supervisores, inspectores, estudiantes de Nivel Inicial.
“Te veo bien, estás siempre buscando, te veo bien, vivito, vivito y coleando”…
(Hugo Midón y Carlos Gianni)
Para sintetizar algunas de mis sensaciones y sentimientos más fuertes
en estos tiempos educativos tan turbulentos, quiero situarme otra vez
en una imagen que me ayuda a fortalecer mis ideales y prioridades,
que me repito a diario… “observo una ola gigante y arrasadora que
impunemente quiere avasallarnos, me paro con firmeza frente a ella
y me digo que tengo dos opciones: o me zambullo y salgo una vez
que la supere o me quedo quieta y dejo que me pase por arriba…
pero jamás me dejo convencer por sus turbulencias…
En estrecha relación con esta idea, retomo lo presentado en el prólogo
de uno de los últimos libros de la Colección de Educación Inicial de la
Editorial Homo Sapiens “Ideas y reflexiones de grandes maestros” (2018).
“…
Resulta interesante reconocer que en los aportes a las reflexiones y acciones educativas, más allá de considerar las necesarias contextualizaciones y adecuaciones, las fronteras se borran y las oposiciones se diluyen, conformándonos como personas dedicadas a buscar y encontrar las mejores opciones educativas para nuestras infancias…
Valoro profundamente la diversidad de opiniones e ideas reconociendo que la misma no debe ubicarnos en orillas opuestas del devenir educativo, sino sostenernos respetuosamente unidos en el valor de mirar y escuchar a los niños como sujetos de derechos y alumnos plenos de posibilidades, en la valoración de las potencialidades educativas y en el saber fundamental de que los educadores son los posibles hacedores de las mejores ideas y acciones.
Sin embargo, me opongo rotundamente a las disputas directas o solapadas basadas en las luchas de poderes o en la puesta en juego de actitudes asentadas en los contra valores; me alejo con empeño de las confrontaciones por cuestiones sin importancia y las modas tan competitivas como pasajeras que nos alejan de las reflexiones y acciones sobre los aspectos importantes que nos convocan en lo educativo; rechazo las decisiones que coarcionan y obligan a los otros a actuar sin pensar y realizar por obediencia restando posibilidades a la autonomía y la participación; detengo muy especialmente la mirada en los niños, en las escuelas, en los docentes, en las familias y en todos aquellos que tenemos en nuestras manos las posibilidades de seguir construyendo la historia (las historias), sosteniendo las esperanzas, el compromiso y las utopías…y me sigo preguntando ¿no aprendimos aún que no se pueden controlar las ideas, acciones y decisiones de los otros, ni manipular desde afuera los procesos personales, por más “bajadas” lineales, arbitrarias y autoritarias que se presenten? ¿no logramos sostener la idea de abrir el abanico de posibilidades para favorecer la creatividad y la toma de decisiones contextualizadas olvidando la necesidad de elegir cada vez otra opción desechando las anteriores solo por el hecho de alinearnos a lo que se supone la única opción adecuada solo porque está de moda? ¿no instalamos por fin la idea de que las actitudes y acciones adultas tienen un valor determinante para nuestros pequeños alumnos que necesitan de un encuadre coherente y educadores disponibles?
Entonces, no da igual una actitud u otra, no es lo mismo pararse de un lado del rio o del otro o detenerse estático en sus orillas, no se vive igual desde el respeto por los otros y el bien común que desde la frialdad del corazón y el egoísmo o la ceguera del alma…
Los autores de este libro, “nuestros maestros”, nos enseñan una vez más en el desarrollo de los diversos capítulos, que las ideas, los ideales, los proyectos, el compromiso responsable, el disfrute intenso, el trabajo conjunto…plasman la diferencia y nos dan aliento para continuar pensando, buscando, creando, encontrando, reflexionando, proyectando, evaluando…y que siempre la diversidad nos enriquece, nos convoca y nos puede integrar en las búsquedas y los encuentros.
A modo de cierre
Más de cien mentiras
(Joaquín Sabina)
Tenemos memoria, tenemos amigos,
Tenemos los trenes, la risa, los bares,
Tenemos la duda y la fe, sumo y sigo,
Tenemos moteles, garitos, altares
…
Tenemos zapatos, orgullo, presente,
Tenemos costumbres, pudores, jadeos,
Tenemos la boca, la lengua, los dientes,
Saliva, cinismo, locura, deseo
Tenemos un as escondido en la manga,
Tenemos nostalgia, piedad, insolencia,
Monjas de Fellini, curas de Berlanga,
Veneno, resaca, perfume, violencia
…
Tenemos el mal de la melancolía,
La sed y la rabia, el ruido y las nueces,
Tenemos el agua y, dos veces al día,
El santo milagro del pan y los peces
…
Tenemos proyectos que se marchitaron,
Crímenes perfectos que no cometimos,
Retratos de novias que nos olvidaron,
Y un alma en oferta que nunca vendimos
…
Tenemos poetas, colgados, canallas,
Quijotes y Sanchos, Babel y Sodoma,
Abuelos que siempre ganaban batallas,
Caminos que nunca llevaban a Roma
Más de cien palabras, más de cien motivos
…
Más de cien pupilas donde vernos vivos,
…
Con el afecto de siempre, Laura Pitluk.